En realidad sería más correcto "milagro de Festival de Otoño", que por la fecha en la que estamos creo que es mucho más apropiado.
¿Y cuál ha sido el milagro? Se preguntarán mis queridos lectores, pues bien, ha sido ni más ni menos que encontrar dos trozos bien hermosos de chorizo congelado en el fondo del congelador.
La Navidad pasada trajimos de Madrid un cargamento bastante suculento de embutido, sobretodo de chorizo para cocinar del pueblo de mi abuela, pero una persona desalmada nos lo requisó en la aduana, quedándonos sólo un choricito que escapo de sus garras.
Lo he ido utilizando en ocasiones contadas y en dosis mínimas, ya que si es posible encontrar de casi de todo por aquí, reto a quien se atreva a encontrar chorizo picantito de Zamora por algún supermercado de Shanghai.
La cuestión es que con el tiempo me he despistado y no recordaba esos trocitos que me esperaban ansiosos al fondo del congelador. Hasta ayer que di con ellos.
No pongo imagen del hallazgo porque tras varios meses congelados el aspecto digamos que era poco sugerente... Mejor os enseño directamente el resultado, unas lentejas con chorizo y cous cous que me han salido de rechupeteeeeee!!!
Eso si, ahora si que tenemos que esperar a volver a España para comer un potaje en condiciones otra vez.
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