Como os dije estos días no hemos parado, visitas a las diferentes atracciones de la ciudad y sobretodo compras, muchas compras, que ya que la "family" ha venido hasta la otra punta del mundo, pues habrá que aprovechar.
El viaje a Pekín os lo cuento un poco por capítulos, que estos días no paramos por casa y casi no tengo tiempo de encender el ordenador.
Cuando llegamos, una de las cosas que más me llamó la atención fue el acento que tiene la gente de Pekín, eso y el hecho de que yo me diese cuenta de que tienen acento... jeje... Es muy gracioso, todas las palabras las llenan de r´s y da la sensación de que están ronroneando como los gatos!
La ciudad no es tan impresionante como Shanghai, al menos desde el punto de vista de rascacielos, allí los edificios son bastante más bajos, eso si, en cuanto a edificaciones con "solera" nos gana por goleada. En cuatro días visitamos el Templo del Cielo, la Gran Muralla, la Plaza de Tiananmen, la Ciudad Prohibida, el Templo del Lama y el Palacio de Verano, todo esto organizado por la agencia, por las tardes, cuando el tiempo nos lo permitía nos íbamos a dar una vuelta por nuestra cuenta.
Hemos terminado agotados todos los días, pero ha merecido la pena. Tenía muchísimas ganas de conocer Pekín, me parecía imperdonable estar tan cerca y no visitarla!
Hemos tenido mucha suerte con el tiempo, pensábamos que iba a hacer frío y que nos iba a diluviar todo el día, pero al final un sol de justicia nos acompañó todos los días. Hacía tanto calor que yo tuve que recurrir al método chino para no quemarme mi delicado cuero cabelludo: el paraguas!
Si normalmente me miran en ciertas zonas por las que no están acostumbrados a ver a extranjeros, durante este viaje ha sido alucinante! Había personas mayores que no me quitaban los ojos de encima, había momentos que me sentía incómoda y todo, pero según la guía es normal, es gente que viene de pueblecitos del interior de los que no han salido nunca y donde ni siquiera tienen televisión.
Hemos andado muchísimo, si algo tienen en común los monumentos en Pekín es que son todos enormes en extensión! Y cuanto más grandes, más chinos caben, así que estábamos rodeados constantemente por hordas de chinitos.
Era prácticamente imposible salir en una foto sin estar rodeados por todos lados, lo más gracioso es que a ellos no parece que les importe esto demasiado!
La única manera de salir sólo parecía que era la auto-foto, ya sabéis que soy super fan de este modo fotográfico!
Las personas mayores que viven en Pekín pueden comprar una especie de "bono" para entrar en el palacio y disfrutar de los jardines, donde hacen ejercicio y juegan a las cartas o a las damas chinas.
Después de la visita amenazaba tormenta, así que se terminaron las excursiones por ese día! Al hotel a ver cómo llovía a cántaros el resto de la tarde.
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