Ya os conté el otro día el frío que hacía en casa cuando volvimos del viaje, creo que todavía hay algún pingüino escondido debajo del sofá.
El problema es que el suelo radiante del salón se ha estropeado y claro, no hay manera de que la casa termine de entrar en calor. Hoy además nevaba, así que imaginaros el frío.
Para poder sobrevivir sin morir congelados ni tener que trasladar el colchón al cuarto de baño, que es la habitación más calentita de la casa, decidimos comprar un calefactor para aguantar hasta que arreglen la calefacción.
Así que después de ponernos la ropa más calentita que teníamos y de coger el carrito de la compra, nos fuimos a Carrefour.
La sección de calefactores y similares estaba bastante concurrida, estaba claro que no éramos los únicos que estábamos pasando frío.
Decidimos no gastarnos mucho dinero, queríamos algo básico, así que compramos uno de lo más normalito.
Pero como siempre que voy a Carrefour, he descubierto algo que me ha encantado y que me habría comprado sin dudarlo cuando vivía en mi casa en el centro de Madrid.
Es la evolución lógica de la mantas eléctrica: la alfombra eléctrica. ¿No os parece una idea fantástica?
Veis lo pancho que está el perrito encima de la alfombra?? Me imagino a mi pequeño keko ahí espanzurrado... jeje...
Cada día aprendo algo nuevo en este país....
jajajaja, siempre que no seas muy manazas y tengas la manía de tirar copas al suelo, que lo mismo mueres electrocutado en la primera celebración.
Publicado por: Eva Fuentes | martes, 18 enero 2011 en 08:26 p.m.
Recordatorio para Hommer, retirar alfombra eléctrica en cualquier tipo de celebración.... jeje...
Publicado por: sandra | martes, 18 enero 2011 en 08:33 p.m.